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Las mejores y las peores verduras

No hay duda de que la mejor manera de mejorar su salud es comer muchas verduras frescas y de buena calidad, si es posible orgánicas, de cultivo local y consumidas principalmente crudas o poco cocinadas.

Desde un punto de vista nutricional, esto es lo que tendrá el mayor impacto sobre su salud y su longevidad, y más aún si consume las verduras en forma de zumo extraído por usted mismo.

Para que las frutas y verduras se mantengan en buen estado son expuestos a muchos

Pesticidas, fungicidas, insecticidas y fertilizantes químicos que con sólo lavarlos no logramos quitarlos de ellos y según la United States Environmental Protection Agency (EPA), el organismo oficial de Estados Unidos que vela por la salud humana y el medio ambiente, estos químicos son cancerígenos, y la mayoría también son malos para el sistema nervioso.

Afortunadamente, no todos los vegetales tienen tanto riesgo.

Las frutas y verduras más contaminadas por los pesticidas, y que por ello son las que es más interesante comprar en la agricultura orgánica, son: melocotones, manzanas, apio, cerezas, peras, nectarinas, lechuga, espinacas, fresas, uvas, patatas y pimientos.

Las frutas y verduras menos cargadas de pesticidas son: brócoli, coles, cebollas, guisantes (congelados), maíz dulce, espárragos, kiwis, mangos, aguacates, plátanos y piñas. (1)

En realidad, debemos tratar de consumir más verduras de colores, sobre todo cuando son de color verde y con hojas, ricas en antioxidantes, en vitaminas y en minerales.

No hay que abusar de las patatas, debido a su alta carga glucémica ya que se compone casi exclusivamente de almidón que, una vez cocido, se convierte en glucosa pura en cuanto entra en contacto con la lengua, y hace subir el nivel de azúcar en la sangre más rápido que si se tomara un terrón de azúcar.

Hasta tal punto es así que lo malo de las patatas fritas no es tanto el aceite en el que se cocinan, como se suele pensar, sino la patata en sí misma, porque está demasiado cocinada.

Las verduras de las que no hay que abusar, porque también contienen mucha azúcar, son las remolachas rojas, las zanahorias, las berenjenas y las calabazas.

Sin embargo, no hay ninguna razón para limitarse al comer otras verduras. Por ejemplo: espárragos, aguacate, acelgas, brócoli, apio, achicoria, coles de todo tipo, incluyendo la coliflor, la col china, el colinabo y las coles de Bruselas, pepinos, calabacín, endivia, espinaca, hinojo, cebolla, batata, perejil, pimientos, rábanos, ensaladas de todo tipo, escarola, tomates…

Al comer estos vegetales regularmente, crudos o poco cocidos si es posible, aportará a su organismo los nutrientes que necesita para curarse, mantenerse y desarrollarse.

Se recomienda que por lo menos una tercera parte de su dieta total sea cruda. Y una buena forma de lograr ese objetivo es incorporar también a su dieta los zumos de verduras hechos en casa a base de verduras frescas.

Pero lo más importante es comer verduras, cualquiera que sea la forma, y por ello no se desanime si no puede hacer el jugo de verduras más que una o dos veces a la semana.

Aunque se inicie lentamente, verá rápidamente mejoras que le animarán a aumentar gradualmente esta sana costumbre.

Fuentes:
Datos presentados en Shoppers’ Guide to Pesticides in Produce, Environmental Working Group, 2013.

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